

Un estigma que me llevó muchos años desechar, pero tras ir superando los cursos académicos, se alimentó mi capacidad para superar este adjetivo. He de admitir que durante mis primeros años de carrera sentía miedo de que algún compañero pudiera conocer que tenía la condición de discapacidad y por ello pensar que fuera ‘menos válida’. Puedo decir que he disfrutado mucho de este camino, a pesar de no haber sido nada fácil, con mucho esfuerzo y dedicación, he podido aprender de una de las profesiones más bonitas. Durante estos años, me vi envuelta en diferentes actividades relacionadas con el grado: congresos, organización de eventos, reuniones, estancias en el extranjero (Reino Unido, China y ahora, Alemania), etc.


Me integré muy bien, ya que conté, en todo momento, con el apoyo de mis compañeros y profesores. Veo en la medicina una forma de aprender sobre la vida en su estado más puro: desde el primer llanto de un bebé, hasta el último suspiro de una persona.Įsta pasión por la medicina me impulsó a luchar por mis sueños y así empezar este maravilloso camino. ĭesde mi adolescencia tuve realmente claro que quería estudiar medicina, pues vi en ello una oportunidad para devolver a la sociedad lo que esta profesión me había proporcionado durante tantos años. Me llamo Stephany y actualmente estudio sexto curso del Grado en Medicina, con una estancia Erasmus en Alemania, gracias al apoyo de Fundación ONCE, a través de sus becas Oportunidad al Talento. Hoy, en esta fecha tan especial para mí, Día Internacional De La Mujer Y La Niña en la Ciencia, quiero dar voz a las mujeres con discapacidad que trabajan por la ciencia.
